Los efectos 'reales' del cambio climático en la Marina Alta: más noches tropicales y danas que hace 40 años
El científico Jorge Olcina advierte de veranos cada vez menos confortables: las madrugadas por encima de los 20 grados en Dénia ha pasado de 15 anuales en 1980 a 75 actuales
La comarca ya sabe de trombas históricas como la de Xàbia en 1957 que fue récord nacional, pero ahora irán a más: este marzo un pueblo del interior acumuló 500 mm en apenas 18 horas
Este experto aboga por la desalación porque «habrá años en que llueva mucho y otros nada», advierte de temporales marinos cada vez más severos y critica los deslindes
Ciencia. Esa es la madre de todas las herramientas para abordar el cambio climático. Las investigaciones científicas permiten huir de extremismos y eludir tanto las informaciones catastróficas como las que dicen que no está pasando nada. «Sí está pasando, tenemos tiempo pero hay que ponerse a trabajar ya desde la sensatez porque el problema existe».
Así se pronunció uno de los expertos que más sabe de este asunto, el catedrático de Análisis Geográfico de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, quien desgranó los efectos concretos del cambio climático en la comarca durante la reciente celebración del XX aniversario del Cercle Empresarial de la Marina Alta.
Dos meses y medio sin poder dormir por las noches
Primer efecto de esta nueva era climática: el Mediterráneo es uno de los mares que más se ha calentado del planeta desde los años ochenta hasta el punto de que ha elevado su temperatura en 1,5 grados. «Eso es mucho». E implica veranos cada vez menos confortables: «El problema no es que vayamos a batir récords de temperaturas de más de 50 grados durante el día porque de eso nos salvan las brisas, sino que cada vez habrá noches más calurosas».
Es decir más noches tropicales (por encima de los 20º) e incluso ecuatoriales (superiores a los 25º). Eso ya está pasando. «Es un efecto directo del cambio climático». Olcina reveló que durante la década de 1980 la estación de Dénia registró 15 noches tropicales anuales; ahora como mínimo se contabilizan 75. «Eso quiere decir que durante dos meses y medio el termómetro no baja de los veinte grados en las horas nocturnas».
Lluvias con más violencia
La segunda consecuencia de un Mediterráneo caliente es que moviliza mucho vapor de agua lo que acarrea que cuando se producen situaciones inestables, las antiguas gotas frías que ahora se denominan Danas, llueva con mucha intensidad en muy poco tiempo. Hablamos de más de 800 litros en apenas 24 horas.
Es verdad que la Marina Alta ya sabe de esas trombas. De hecho el récord (poco conocido) de precipitaciones de toda España en ese intervalo de un solo día lo tiene Xàbia: 871 mm entre el 2 y el 3 de octubre de 1957. Sin embargo, ahora esos episodios se producen con mayor frecuencia.
«Si a mí me preguntan si ahora como consecuencia del cambio climático está lloviendo más o menos en la Marina Alta yo diría que en esta comarca y en la Safor se está acumulando más agua que hace 30 años y es algo que está sucediendo en muy pocos lugares». ¿Por qué aquí?
Pues «porque nos está lloviendo más con régimen de viento de levante, se forman más danas y eso propicia que en este espacio muy aventajado por la disposición de los relieves montañosos las nubes se abran y se viertan litros y litros de agua». Así, a principios de este marzo una población del interior de la Marina Alta recibió más de 500 l/m2 en poco más de 18 horas.
De las sequías a la riada de València
Otro efecto directo de la nueva situación es que las lluvias son mucho más irregulares: «Pueden transcurrir seis o siete meses sin una gota de agua y de pronto caer en 24 horas el agua necesaria para resolver una situación de sequía».
Y ya no solo eso. Sino que pueden caer 200 litros por m2 en tan solo una hora como sucedió en la catastrófica Dana de València: «Y eso ya no hay territorio que lo aguante, ni rambla, ni barranco que lo soporte, por eso es tan importante respetar los límites del territorio que impone la naturaleza, mantener limpios los barrancos y no invadir los espacios fluviales».
Agua en las calles durante el duro verano
El clima mediterráneo «es uno de los mejores del mundo para vivir» pero va a tender a manifestaciones cada vez más extremas. Habrá más olas de calor, la vida será muy dura en verano y el fantasma de la sequía acechará. Olcina habló de buscar soluciones «sin prisas pero sin pausa» en sectores como el turismo (el martes habló ante muchos empresarios que se dedican a eso) y la agricultura.
Sobre el turismo, Olcina admitió que hay empresas («que siempre van más rápido que la administración) que ya se están adaptando a la nueva situación. E incluso que el cambio climático «es un problema pero también una oportunidad porque contribuirá a ampliar la temporada turística desde mayo hasta octubre».
En cuanto a los meses más duro del verano, cuando la canícula cada vez es más insoportable, el catedrático apostó por «mejorar las condiciones energéticas de alojamientos turísticos, apartamentos y hoteles y que haya más agua en la calles, algo que necesitará toda la ciudadanía pero sobre todo colectivos más sensibles como los mayores». Otro dato clarificador: «Hasta los años noventa moría más gente en España por el frío invernal que por el calor estival, pero desde entonces es al revés, la estadística se ha invertido».
Apuesta por la desalación
En cuanto a la agricultura «se tienen que empezar a trabajar ya». Este investigador recordó que la Marina Alta ya ha sufrido «agobios de agua, cortes de suministro y pérdida de cosechas». Para encontrar la famosa «seguridad hídrica», recomendó un consorcio de aguas fuerte como el que tan buenos resultados ha dado en la Marina Baixa. Por desgracia, el de la Marina Alta está prácticamente inactivo.
Y hay que despertarlo porque «todos los recursos hídricos de la comarca han de interconectarse, ya que a veces lloverá mucho pero a veces casi inada y hay que acudir a recursos no convencionales como la desalación, aunque algunos colectivos ecologistas no lo vean».
Sin embargo, «siempre desde la sensatez», plantas desaladoras como la que ya existe en Xàbia o la que planifica Dénia «son vitales para garantizar el abastecimiento en los años en que falten precipitaciones, con el fin de compensar la bajada de acuíferos y abastecer a los pueblos del interior».
De temporales y deslindes
También ha aumentado la frecuencia de temporales marítimos cada vez con más energía y con oleajes que arrastran la arena de la playa, llegan hasta las casas «y se llevarán lo que haya por delante». Ahora bien, lo que no existe aquí es un problema de subida del nivel del mar.
Olcina matizó que en la cuestión de los deslindes «se está trabajando muy mal, con muy poco tacto porque que te tracen una línea es algo muy sensible». Por ello instó a tratar esa cuestión «negociando con los propietarios y concesiones afectadas buscando soluciones consensuadas, sensatas y racionales».
Créditos: https://lamarina.eldiario.es/2025/03/27/los-efectos-reales-del-cambio-climatico-en-la-marina-alta-mas-noches-tropicales-y-danas-que-hace-40-anos/
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